Tras mi experiencia poco prometedora en mi primera
incursión en el mundo del running decidí probarme poco a poco. Asumo que al
principio no tenía voluntad, y que han sido muchas las mañanas que cuando me ha
sonado el despertador he dicho “ya correré mañana”, y así hasta que veía claro
que o seguía o el intento se iba a quedar simplemente en eso, un intento.
Cuando salía, el reto era de minuto más por carrera. Sin prisa, pero si pausa,
eso es importante. Iba al río caminando y subía la cuesta inicial a pie para
luego empezar a correr ya sobre pista diez minutos, once, doce… Me ponía
pequeños retos. Hasta el primer árbol. Hasta el puente. Ir y volver sin parar…
La evolución era lenta, pero yo me sentía bien sólo por haber superado esos
primeros siete minutos, y sobretodo por poder controlar mi asma durante cada
vez mas tiempo. Cada vez notaba que mis pulmones se acostumbraban a ese
ejercicio, aunque a veces el ataque me salía ya en casa, con una buena dosis de
tos.
Llegó mayo del 2010. Final Four de París. Juega el Barça
Regal, y gana. Campeón de la Euroliga (con una exhibición brutal, primero ante
CSKA y luego ante Olympiacos). Yo viajé para cubrir el evento para Barça TV.
Iba a estar 4 o 5 días fuera de casa, y pensé que no podía estar tanto tiempo si
correr. Así que decidí llevarme un equipo para salir a trotar por París. Seguía
con el mismo conjunto tipo aerobic, y con las típicas bambas Nike de suela
extraplana que tanto sirven para el gym, para jugar un día a tenis o, como
creía yo, para salir a correr (más adelante descubriría también que para correr
en serio, imprescindible bambas especiales, los pies parece que van solos!).
El día de la gran final, el sábado 9 de mayo, salí puntual
a las 8 de la mañana del hotel (allí no me dio vergüenza correr, total, nadie
me conocía… sensación muy de cuando vas por la vida de ‘guiri’). Corrí hasta un
parque cercano y di unas cuentas vueltas. Recuerdo esforzarme, y decir “Cris,
una vuelta más”. Cuando llegué al hotel, paré el cronómetro: 17 minutos! Uau!!
Era todo un récord. Nunca había corrido tanto. Llamé a Oriol para decirle que
había corrido, y el tiempo que había hecho y me dijo emocionado: “Ya eres
runner!” Ahora me parece hasta ridículo por el poquillo tiempo que hice, pero
os aseguro que en su momento me sentí muy feliz, y muy fuerte! Sentí que era
capaz de conseguir cosas. Había corrido por voluntad propia, en una ciudad que
no era la mía, y ni más ni menos que 17 MINUTOS y ahora encaraba una larga
jornada de trabajo que además acabó de la mejor manera posible! Os dejo un
recuerdo de aquella experiencia parisina!
Ya en Barcelona mi evolución siguió su curso lento pero
continuo. Llegó verano, y el objetivo fueron los 20 minutos. La zona no podía
ser más plana: el paseo de Calafell-Comarruga. Os podéis creer que hasta las
ligeras bajadas que hay en los paseos de playa me parecían cuestas
interminables? Oriol cantó los “20” y me paré en seco. Cuando empezaba a correr
no era capaz de superar ni por un segundo el objetivo marcado. Si corríamos 10,
10 y punto, si eran 15, 15 y ni uno más. Y con 20 ni te cuento! Cualquier
segundo extra suponía un muro imposible de superar. Aquel día, al pararme en
seco en el paseo, me vi incapaz de seguir ni siquiera caminando a casa.
Necesité entrar en un bar y suplicar que me dieran agua (hay el problema que
cuando corro no suelo llevar dinero, y esto de que te fíen donde no te conocen
te hace pasar un poco de vergüenza… pero me fiaron y por la tarde me tomé un
heladito allí!). Tras el agua me empecé a encontrar mejor. El calor me había
pasado factura. Tenía los pies hinchados como nunca, también los dedos de las
manos, y una descomposición interna preocupante. Mi cuerpo estaba reaccionando,
me estaba hablando! Correr supone un nivel de actividad tan alto, que todo tu
cuerpo reacciona. Hay que aprender a conocerlo, sobretodo para saber parar
cuando las señales así te lo advierten. No por correr más se llega antes. Os lo
aseguro.
Ya recuperado el aliento, caminando hacia casa:
“Has visto? He hecho 20 minutos!”
“Ya verás como llegarás a hacer 40”
“Imposible! Pero si eso es el doble!”
‘Nunca digas nunca’ dice el
refrán…


No hay comentarios:
Publicar un comentario