martes, 9 de octubre de 2012

17 minutos: Ya eres runner!!


Tras mi experiencia poco prometedora en mi primera incursión en el mundo del running decidí probarme poco a poco. Asumo que al principio no tenía voluntad, y que han sido muchas las mañanas que cuando me ha sonado el despertador he dicho “ya correré mañana”, y así hasta que veía claro que o seguía o el intento se iba a quedar simplemente en eso, un intento. Cuando salía, el reto era de minuto más por carrera. Sin prisa, pero si pausa, eso es importante. Iba al río caminando y subía la cuesta inicial a pie para luego empezar a correr ya sobre pista diez minutos, once, doce… Me ponía pequeños retos. Hasta el primer árbol. Hasta el puente. Ir y volver sin parar… La evolución era lenta, pero yo me sentía bien sólo por haber superado esos primeros siete minutos, y sobretodo por poder controlar mi asma durante cada vez mas tiempo. Cada vez notaba que mis pulmones se acostumbraban a ese ejercicio, aunque a veces el ataque me salía ya en casa, con una buena dosis de tos.

Llegó mayo del 2010. Final Four de París. Juega el Barça Regal, y gana. Campeón de la Euroliga (con una exhibición brutal, primero ante CSKA y luego ante Olympiacos). Yo viajé para cubrir el evento para Barça TV. Iba a estar 4 o 5 días fuera de casa, y pensé que no podía estar tanto tiempo si correr. Así que decidí llevarme un equipo para salir a trotar por París. Seguía con el mismo conjunto tipo aerobic, y con las típicas bambas Nike de suela extraplana que tanto sirven para el gym, para jugar un día a tenis o, como creía yo, para salir a correr (más adelante descubriría también que para correr en serio, imprescindible bambas especiales, los pies parece que van solos!).

El día de la gran final, el sábado 9 de mayo, salí puntual a las 8 de la mañana del hotel (allí no me dio vergüenza correr, total, nadie me conocía… sensación muy de cuando vas por la vida de ‘guiri’). Corrí hasta un parque cercano y di unas cuentas vueltas. Recuerdo esforzarme, y decir “Cris, una vuelta más”. Cuando llegué al hotel, paré el cronómetro: 17 minutos! Uau!! Era todo un récord. Nunca había corrido tanto. Llamé a Oriol para decirle que había corrido, y el tiempo que había hecho y me dijo emocionado: “Ya eres runner!” Ahora me parece hasta ridículo por el poquillo tiempo que hice, pero os aseguro que en su momento me sentí muy feliz, y muy fuerte! Sentí que era capaz de conseguir cosas. Había corrido por voluntad propia, en una ciudad que no era la mía, y ni más ni menos que 17 MINUTOS y ahora encaraba una larga jornada de trabajo que además acabó de la mejor manera posible! Os dejo un recuerdo de aquella experiencia parisina!

 


 







Ya en Barcelona mi evolución siguió su curso lento pero continuo. Llegó verano, y el objetivo fueron los 20 minutos. La zona no podía ser más plana: el paseo de Calafell-Comarruga. Os podéis creer que hasta las ligeras bajadas que hay en los paseos de playa me parecían cuestas interminables? Oriol cantó los “20” y me paré en seco. Cuando empezaba a correr no era capaz de superar ni por un segundo el objetivo marcado. Si corríamos 10, 10 y punto, si eran 15, 15 y ni uno más. Y con 20 ni te cuento! Cualquier segundo extra suponía un muro imposible de superar. Aquel día, al pararme en seco en el paseo, me vi incapaz de seguir ni siquiera caminando a casa. Necesité entrar en un bar y suplicar que me dieran agua (hay el problema que cuando corro no suelo llevar dinero, y esto de que te fíen donde no te conocen te hace pasar un poco de vergüenza… pero me fiaron y por la tarde me tomé un heladito allí!). Tras el agua me empecé a encontrar mejor. El calor me había pasado factura. Tenía los pies hinchados como nunca, también los dedos de las manos, y una descomposición interna preocupante. Mi cuerpo estaba reaccionando, me estaba hablando! Correr supone un nivel de actividad tan alto, que todo tu cuerpo reacciona. Hay que aprender a conocerlo, sobretodo para saber parar cuando las señales así te lo advierten. No por correr más se llega antes. Os lo aseguro.

Ya recuperado el aliento, caminando hacia casa:

“Has visto? He hecho 20 minutos!”
“Ya verás como llegarás a hacer 40”
“Imposible! Pero si eso es el doble!”

‘Nunca digas nunca’ dice el refrán…

No hay comentarios:

Publicar un comentario