domingo, 11 de noviembre de 2012

1 hora: De fotógrafa a fotografiada


Tras acabar la primera cursa de 10km, y comprobar que podía estar una hora corriendo ininterrumpidamente, me hice la promesa que de ahí no podía bajar. Eso me ha ayudado siempre a mejorar. Si consigues correr una hora, o 10km, sabes que lo puedes conseguir, por lo que en la siguiente cursa no puedes bajar de ahí. No te puedes parar en el 8 o el 9, porque no puedes mal (a no ser que te encuentres mal), ya que sabes que sí que puedes! Con eso no digo que no se me hayan hecho duras las otras cursas. Lo han sido. Pero, a diferencia de mi primera cursa, desde el momento en que salía tenía claro que podía acabar.

He disfrutado mucho con las cursas de Barcelona. La verdad es que si quieres, puedes estar cada fin de semana liado en alguna carrera popular (hay en todos los pueblos, y son de las mejores seguro, porque hay menos gente!)

Mi estreno en Barcelona fue la Jean Bouin (Noviembre. 1:00:29): En esa cursa viví mi primera recogida de dorsal. Era en uno de los pabellones de Montjuïc. Como os decía antes, la liturgia de ir a buscar el dorsal siempre me ha gustado. Sientes que ya estás metido en la carrera, te encuentras con otros corredores (muchos de ellos van vestidos de deporte, yo no lo suelo hacer la verdad, ya tengo mi ropa bien guardada para el día D). Es especial el momento en que te dan tu dorsal. Hay algunos en los que pone tu nombre, lo que permite que la gente que anima en las calles te anime aunque no te conozca (me pasó en la Media de Valencia y fue genial!). El momento en que te dan tu camiseta (la verdad es que después de hacer muchas cursas ya hay camisetas que pasan a un segundo plano, pero no dejan de ser un recuerdo). Y por último, la bolsa del corredor, que siempre te regala alguna sorpresa. Desde un libro de fotografías del Barça (eso me dieron precisamente en la Jean Bouin) hasta un detergente o unas gafas de sol!

Qué diferencia Barcelona a Cornellá! El ambiente es tremendo. Vas llegando con el coche (si, yo suelo ir en coche a pesar de que acabo sufriendo por el aparcamiento, acabo dejando el coche en un parking, y una vez acabo la cursa, tardo 1 hora en salir del mismo… pero soy más de coche. La opción transporte publico es genial, seguro) y ya vas viendo gente que va corriendo desde muy lejos. Pero si se van a cansar antes de empezar!!?? Yo antes no podía correr ni 1 minuto antes. Todo el esfuerzo se hacía desde el momento en que daban la salida!

La salida es desde la Avinguda Maria Cristina (en Montjuïc). La calle está dividida por cajones. Según tu número de dorsal (o color de dorsal en otras cursas) vas en un cajón o en otro, y sales mas cerca o lejos de la meta (en mi caso sigo saliendo siempre en la zona media-trasera… mi ‘súper’ tiempo no me ha permitido ganar ningún cajón… Uri en cambio si que ha conseguido avanzar cajones, aunque por solidaridad suele salir más atrás conmigo ;o)) Eso hace que desde el momento en que dan la salida hasta que tu ‘realmente’ sales pueden pasar 5-10 minutos (o 20 en la del Corte Inglés!!), así que es importante llevar el cronómetro para que al pasar por la línea de salida tu controles tu verdadero tiempo. El pitido ininterrumpido de los chips pasando por el sensor es la señal: la carrera ha empezado! Hace casi un año atrás era yo quien esperaba subida en la pasarela para hacer la foto, pero ahora soy yo la fotografiada, y mi padre el fotógrafo!

Es especial correr por Barcelona: Gran Via, Entença, Passeig Sant Joan, el temido Paral·lel… Barcelona paralizada para que tu corras! Es genial! Eso sí, olvidaros de darlo todo en los primeros kilómetros en cursas tan masificadas como esta, no veas la de gente que tienes que esquivar y los que te esquivan a ti! En la mayoría de cursas, eso sí, he encontrado mucho ‘fair-play’, aunque siempre hay quien sale de atrás y se cree que esta corriendo unos Juegos.

Lo peor de la Jean Bouin es el tramo final. Hay 2km de subida buena! Empezando por el Pararelo (que engaña, porque subidita tiene!) y luego callejeando alrededor de la zona de Plaza España y Fuentes de Montjuïc hasta que cruzas por en medio de un parque para acabar de nuevo en Av. Maria Cristina. Visualizar la meta es la señal necesaria para decir: “ya estoy”, “sí puedo”, “venga Cris, el esprint final”. Y al pasar la meta, stop al cronómetro para controlar tiempo. Había conseguido bajar más de 3 minutos desde la cursa de Cornellá! La cosa iba bien.


Els nassos  (diciembre). Me gusta mucho esta cursa, es un día especial. Se corre el 31 de diciembre por la tarde (complicada hacerla para aquellos que os toque organizar la cena de Fin de Año, pero para los que sólo vais a comer… es lo mejor que hay!). Es diferente a todas las demás ya por el simple hecho que se corre por la tarde (y es importante tener cuidado con lo que se come ese día, os lo digo por experiencia… una vez me hinché a comer y vaya cursa que tuve que pasar con mal de estómago! Pero no paré!)

La camiseta que te dan ese día es de manga larga. Muy práctica para los entrenos de invierno. La salida suele ser a las 17h o 17:30h, por la zona del Fòrum, sale en concreto de la Calle Selva de Mar, llega hasta el parque de la Ciutadella, para luego seguir por Avinguda Icaria y Calle Marina, hasta enlazar con la Diagonal, y de vuelta a la meta en Selva de Mar… No es de extrañar encontrar alguna nariz de payaso corriendo!

Mientras corres puedes aprovechar para pensar en los propósitos para el nuevo año. Lo de hacer deporte será fácil si ya estás enganchado al running! (de esta cursa no tengo el tiempo oficial, pero conseguí bajar de la hora por poco!! Hice 59 minutos y algo creo recordar…)


Cursa del Barri de Sant Antoni (Enero. 55:42). Si acabas el año corriendo, empiézalo también! Esta es una carrera agradable para trotar por Barcelona con menos agobio de gente. La salida es desde la calle Floridablanca, y corres por el barrio pasando por Plaça Universitat, Balmes, Ronda Sant Antoni… y de nuevo Paral·lel, Entença, Gran Via, hasta llegar a meta en Floridablanca también. El año que la corrí, ganó la cursa en categoría femenina Meritxell Calduch, atleta del Barça. Recuerdo que la había entrevistado poco tiempo atrás cuando ella, estando embarazada de 6 meses, había llegado a correr una carrera! En aquel momento ni me podía imaginar que yo me engancharía a correr… Ni soñarlo.

Lo cierto es que la Cursa de Sant Antoni es en la que he hecho mi mejor tiempo en un 10.000 hasta el momento: 55 minutos y 42 segundos! Recorrido fácil, poca gente, y muy agradable.


Corte Inglés (Abril) Es gratuita, y seguramente por este hecho, la corre muchísima gente. Para mi gusto, demasiada. Es una cursa muy bonita, que tiene algo muy especial como es correr por dentro del Estadi Olímpic (ojo que primero hay que subir la montaña y cuesta!!), y la posterior bajada con unas vistas impresionantes. Pero es una cursa para tomártela con la calma. No puedes ir a hacer marca. Es imposible porque esquivas a gente durante todo el recorrido. Hay gente que ya de entrada la hace caminando, gente que va con sus perros, con niños pequeños, con carritos… Y no puedes correr bien. De hecho es en la única en la que me he encontrado con empujones que no sientan nada bien.

Pero si sabes a lo que vas, vale la pena hacerla por el recorrido! Sales desde Paseo de Gracia (la única que yo he hecho por esta zona), la subida que os decía a Montjuïc, y la llegada en el mismo centro de Plaça Catalunya! La última vez que la hice, apreté en la calle Pelayo para ‘ganar’ algo de tiempo y nada más girar hacía la plaza estaba colapsado!! A 200 metros de la llegada estábamos totalmente parados los corredores, por lo que el tema tiempo, como os digo, tiene que quedar en un segundo plano.

Es una cursa ideal para acompañar a alguien. Yo lo hice con mi suegro (bueno, le acompañamos los primeros 2km porque él iba a su ritmo) que se estrenaba en una cursa de 10km. Y ole como lo hizo!! Con más de 60 años se hizo los 10km en una horita y cuarto! Lástima que poco después el médico le recomendó no correr por la rodilla… Pero si te gusta el deporte siempre hay salidas! Él ahora se ha aficionado a la bici!


Bombers (Abril. 57:14). Otra mítica cursa de Barcelona, y sin duda la mejor organizada de las que he vivido. Ya sólo el hecho que de el dorsal vaya incorporado en la camiseta y que, por lo tanto, te obliguen a llevarla puesta ese día, la hace especial, porque los corredores formamos una marea de un único color. Yo la corrí este año 2012, y éramos todos una masa lila. Si tienes la aplicación de Nike Running en el móvil además puedes personalizar tu camiseta con tu nombre!

La salida es la más animada de todas. Con música en directo! Se sale desde Avinguda Marques de Argentera (al lado Parque de la Ciutadella), subes el Paralelo de inicio (a medida que vas haciendo más cursas cada vez lo ves más asequible), Gran Vía y bajada por Via Laietana mientras pasas por una zona de música y agua que te genera un subidón importante! Ahí si que es fácil apretar para llegar a meta! A diferencia de la Cursa del Corte Inglés, esta es de las más profesionales que he hecho, y la gente va a lo que va, a correr. Incluso los bomberos van a correr, a pesar de ir muchos de ellos cien por cien equipados! Impresiona verles! Son grandes!!

La he hecho sólo una vez, pero tengo claro que quiero intentar no perderme ni una edición. Mi tiempo fue de 57:14. No está mal, pero esperaba hacerlo mejor.


Cursa Vila Olímpica (Julio). Uf, yo pasé mucho calor. Por la época del año, a pesar de que la salida es como suelen ser las demás, a las 9h, el calor ya picaba. Sales desde Avinguda Icaria, y recorres aquella zona en un circuito bastante asequible y llano. Pero el calor es lo que la puede hacer pesada. Está bien porque por fechas de verano cuesta encontrar cursas, y si estás siguiendo algún plan de entreno siempre van bien las de este tipo. (Tampoco tengo el tiempo oficial, no lo puedo consultar en la web, pero hice menos de 1h, desde que conseguí bajar, no he vuelto a sobrepasar este tiempo!)


La Mercè (Septiembre) Es sin duda una de las más populares, y tardé en hacerla porque la edición anterior no estaba disponible cuando se hacía. Así que tenía ganas de correrla. Lo que pasa cuando ya has corrido varias cursas por Barcelona es que te empiezan a parecer todas iguales. La Mercè sale como la Jean Bouin, de la Av. Reina Maria Cristina, también hace Gran Vía, pero vuelves por Ronda Universitat, Ronda Sant Antoni, Sepúlveda, y un trozo final del Paralelo (pero no todo, por fiiiiin!!). La llegada es más agradable y relajada que la Jean Bouin. La tuve que hacer de 'polizón' (ya os dije que no l suelo hacer, pero desgraciadamente las inscripciones para la Mercè se abren muy pronto y se acaban rapidísimo! Y yo ya me había perdido la edición anterior...)


La Cursa de la Dona (noviembre). Son 6km contra el cáncer de mama. Sólo por eso es especial, diferente y hay que hacerla! Es un cachondeo de cursa, buen ambiente, risas, bailes, y algún que otro hombre!! Si si, algún polizón he visto! Y eso que el año que la hice (2011) cayó un diluvio y con el chubasquero que llevaba y la lluvia que caía, no veía casi nada! Hice la cursa con mi cuñada Anna (intenté engancharla al running, y lo conseguí pero solo hasta esa cursa… luego ya no ha vuelto a correr) y me lo pasé bien. Es la primera cursa en la que iba un poco ‘sobrada’. Después de un año corriendo, hacer 6km se me hizo fácil, y también me gustó vivir esa sensación. De vez en cuando está bien correr sin sufrir!

Es una cursa ideal para hacer con amigas. De hecho te puedes inscribir por grupos de amigas, cuñadas, hermanas, madres, hijas, etc! Y en la animación previa al inicio de la carrera van llamando a los diferentes grupos y de ahí el buen ambiente inicial que se genera. La encuentro ideal para ‘engañar’ a alguna amiga por una buena causa. Chicas si corréis esta hay que hacerla seguro! Por nosotras!!

martes, 16 de octubre de 2012

No perdí en Marruecos, salí ganando

 
Abro un pequeño parántesis hoy en la cronología del Blog para hablar de mis sensaciones después de retirarme de la Desert Run (más adelante os explicaré bien la experiencia en Marruecos porque la recomiendo cien por cien, a pesar de todo. Ha sido impresionante). Son sensaciones que tengo hoy en día, sensaciones que tuve el día en que me retiré, y sensaciones que espero ir teniendo más adelante...
 
Perder: No obtener lo que se disputa en un juego, una batalla, una oposición o un pleito.
Ganar: Obtener lo que se disputa en un juego, una batalla, una oposición o un pleito.
 
La diferencia entre ambas descripciones es tan simple como lo es un simple NO. La linea que separa ambas es finísima, y nada tienen que ver las sensaciones que te pueden comportar una y otra. La pregunta es: ¿realmente he 'perdido' por retirarme de la Desert Run? En su momento creí ciegamente que sí, pero hoy no siento lo mismo. De hecho, puedo decir que a día de hoy me siento más fuerte. Hoy ha sido el primer día que he vuelto a correr después de la experiencia de Marruecos, y me he sentido muy bien! Fuerte, segura, capaz de hacer cosas! He corrido por el desiero una etapa entera de 15km, he sufrido, me he esforzado, y no he podido acabarlo, es cierto, pero he estado allí, y estoy segura que esta experiencia me servirá. Esto lo pienso ahora, en frío.
 
Las decisiones nunca hay que tomarlas en caliente. Si me hubieran preguntado qué pensaba hacer después de retirarme el segundo día de carrera, mis respuestas hubieran sido tan dispares como lo eran mis pensamientos. Tan pronto mi reacción me llevaba a prepararme para el Maratón de Barcelona, en marzo (Cris, tranquila, porque si con ésto no has podido hay que analizar antes el por qué, y no meterse a lo loco en otro reto aún mayor), como pensar en dejar de correr (Cris, tranquila porque no llevas 2 años creciendo como corredora, paso a paso, para tirarlo ahora todo por la borda por una mala experiencia).
 
Después de hablarlo con Uri, del feedback que recibí a través del twitter, y a través de los propios corredores que aún estaban metidos en la carrera (como por ejemplo el mismísimo Martin Fiz, campeón mundial de Maratón y vencedor en esta prueba, que él me definió de "extrema" y me aseguró que había "sufrido más de lo que esperaba") realmente me sentí mejor. Había gente muchísimo mejor preparada que yo. Tal vez no era mi momento. Eso sí, necesitaba recuperar sensaciones, demostrarme que estoy en forma. Y encontré la manera ideal! Desde allí mismo, cuando el poco Wifi que había me lo permitió, me apunté al Medio Maratón del Mediterrani (hay versión cursa de 10km, de 21km y el Maratón) que se corre este mismo domingo en Gavà. Es genial poder volver a competir tan rápido! Realmente lo necesito, porque he entrenado fuerte, y puedo correr perfectamente esa distancia. Además la correré sola (con amigos de Uri pero que irán a su ritmo) por lo que también me irá bien para encontrarme a mi misma. La cabeza me ha jugado una mala pasada en Marruecos, y necesito provarme. Como os he dicho, me siento fuerte. Puedo hacerlo. Estoy con ganas!
 
Ganar: Mejorar, prosperar
 
Si urgas en el diccionario siempre encuentras alguna definición que se adecua perfectamente a lo que tu necesitas. Ahora, viéndolo desde la distancia, creo que no perdí en Marruecos, sinó que salí ganando. Estoy segura que, como dice la definición, mejoraré como corredora, y prosperaré, y cuando llegue a la siguiente meta, me acordaré de esta experiencia con una sonrisa.

miércoles, 10 de octubre de 2012

40 minutos: Mis primeras Mizuno

Pasado el verano, y tras ver que ya corría más asiduamente unos 15-20 minutos, me planteé seriamente comprarme unas bambas. ¡En qué momento entré yo en una tienda especializada en running!! Estoy enganchada! La familia está contenta porque siempre saben qué regalarnos para Navidad o cumpleaños, siempre hay un complemento que te falta. Mi primera tienda fue (y aún sigue siendo) ‘Jarrivu’. Allí Carlos toma buena cuenta de tu pie. Te enteras entonces que no te puedes comprar las bambas de tu número, sino que debe ser de un número, o incluso dos más! La razón es porqué el pie tiende a hincharse, y así no lo hacemos sufrir más. Descubres la importancia de la amortiguación, y palabras como ‘pronador’ o ‘supinador’, que se refiere a tu tipo de pisada: si apoyas hacia dentro o hacia fuera, o si apoyas bien, que se te considera ‘neutro’. A partir de ahí, escogido el número y el tipo de bamba que se adecue a tu tipo de pie, ya entra la estética. La verdad es que hay cosas muy horteras, o al menos así me parecían al principio (ahora cada vez me fijo en modelos más llamativos). Fui discreta en mi primera compra y escogí unas Mizuno azul cielo. “Póntelas y sal a correr por la calle, a ver cómo te sientes?” Perdón??? Que salga vestida normal, a correr por la calle? Jajaja, me hace gracia recordarlo porque Uri ya me había avisado que me haría correr. La verdad es que va muy bien para sentirte realmente las bambas, pero ciertamente te sientes rara. Ahora a veces que estoy en la tienda y veo la cara que ponen algunos cuando les hace salir a correr y me recuerdan a mi. Calle hacia arriba y hacia abajo, y las Mizuno fueron mías. Bueno, no sólo las bambas, ya aproveché y me compré malla, camiseta y calcetines, de momento, para no abusar demasiado.

Como os dije anteriormente nada que ver correr con el calzado adecuado. Sin duda es el complemento running más esencial, porque te ayuda a que tus piernas, sobretodo esas rodillas siempre tan delicadas, no sufran tanto. Tu pisada es más estable, y por lo tanto, tu cuerpo también lo es. El primer día que las probé, fui por el río y sentía que los pies me iban solos. Ya estaba preparada. Había llegado el momento de ir a la Carretera de les Aigües.

Era septiembre ya. Empezamos caminando (porque esa subida infernal de asfalto me veía totalmente incapaz de afrontarla), y iniciamos la carrera ya en el puente de madera. Qué largo se me hizo el recorrido! De hecho, aún hoy las Aigües se me hacen más duras, no sé porqué. Será porque voy menos que al río, o al parque, y a todo te acabas acostumbrando. Apenas llegamos al puente que cruza la carretera ya pedía a gritos volver. Y vaya si cuesta la vuelta! No lo parece cuando haces el camino de ida, pero a la vuelta la carretera tiene una ligera inclinación que se me hacía imposible. Pero aquel día, sin saber ni de dónde saqué las fuerzas (tal vez las bambas nuevas!) cumplí el objetivo e hice 40 minutos seguidos. Creo que fueron poco más de 6km, o tal vez llegué a los 7km, ahora eso la verdad es que no lo recuerdo. Cuando empezaba a correr mi objetivo era tiempo, y no tanto distancia. Ahora hay entrenos para todo.

El paso de los 20 minutos a los 40 había sido más rápido de lo que me esperaba, así que me sentí tan bien que decidí apuntarme a la primera cursa. De 10 km. Era en Cornellá.

Corría sin dorsal. No habíamos llegamos a tiempo de apuntarnos y sino no había ninguna otra cursa por esas fechas que me fuera bien. No lo he hecho mucho pero sí cuando he querido correr una carrera y me he quedado sin dorsal, aunque siempre me he sentido como un polizón… Esto de participar en carreras populares engancha y cada día son más multitudinarias, así que hay que estar alerta y ser rápido para no perder el dorsal (de hecho, toda la liturgia que envuelve la recogida de éste, me encanta! Ya sientes que estás en la carrera, y además los dorsales son un perfecto decorador de paredes! Aquí algunos de los míos)





Mi objetivo en aquella primera cursa era correr hasta que mi cuerpo aguantara. Y tengo que reconocer que prácticamente desde que empecé, ya me quería parar. Eso me ha pasado durante mucho tiempo, podría hablar incluso de todo un año. Cuando empezaba a correr, quería pararme de inmediato. La cabeza es muy puñetera, y tienes que esforzarte para no hacerle mucho caso. Yo he tenido que luchar con ella mucho tiempo hasta llegar a conseguir lo que me pasa hoy en día, que desde el momento en que salgo a correr, ya disfruto! No pienso en el todo lo que me queda por delante, sino que visualizo la llegada y me imagino lo bien que me sentiré cuando llegue. A mi eso me ayuda. No tanto la música, no suelo llevar ni ipod ni radio. Yo mientras corro le doy vueltas a la cabeza (la última vez que corrí me imaginé escribiendo este blog, y aquí estoy!)

Volviendo a mi primera cursa, conseguí superar esas ganas de pararme, y corrí como alma en pena. Mi cara debía ser un poema. Llegué tan desesperada al avituallamiento (el primero que vivía) que me abalancé como una loca sobre el voluntario que daba las aguas. Qué gran sensación esa de ver el puesto de avituallamiento a lo lejos. Es como un oasis. Y ese agua sienta tan bien… Pero ojo no te relajes, porque a la que ya has bebido y sales de tu letargo, vuelves a sentirte las piernas y te das cuenta que aún te queda la mitad por recorrer. La mitad!!! 5km!!! Por suerte el recorrido me regalaba una bajada y una parte final muy llana. Estaba muy bien porque el medio km final era en una pista de atletismo, nunca había corrido en una! Ya llegando a meta, recuerdo que me adelantó una mujer bastante mayor. Pensé en apretar y seguir su ritmo, Uri me miraba como diciendo “Cris, por dios, si podría ser tu abuela!”, pero el mensaje que mandaba de mi cerebro a mis piernas no llegaba. No podía incrementar ni en una milésima mi tranquilo ritmo. Yo a lo mío. A mi objetivo, que no era otro que acabar. Y acabé.

La llegada a meta fue genial. Llegué junto con Uri y escuché entre el público que gritaban mi nombre. Eran mis padres. Son los primeros que más se han alegrado (y preocupado) con que pueda correr, porque tienen muy presente mi asma. Así que el hecho de verles allí me llenó de alegría. Ese día me sentí deportista de verdad. Desde ese día, 4 de octubre del 2010, me considero runner. Había completado mi primera cursa de 10km. Fueron mis primeros 10.000, los primeros de una larga lista…

martes, 9 de octubre de 2012

17 minutos: Ya eres runner!!


Tras mi experiencia poco prometedora en mi primera incursión en el mundo del running decidí probarme poco a poco. Asumo que al principio no tenía voluntad, y que han sido muchas las mañanas que cuando me ha sonado el despertador he dicho “ya correré mañana”, y así hasta que veía claro que o seguía o el intento se iba a quedar simplemente en eso, un intento. Cuando salía, el reto era de minuto más por carrera. Sin prisa, pero si pausa, eso es importante. Iba al río caminando y subía la cuesta inicial a pie para luego empezar a correr ya sobre pista diez minutos, once, doce… Me ponía pequeños retos. Hasta el primer árbol. Hasta el puente. Ir y volver sin parar… La evolución era lenta, pero yo me sentía bien sólo por haber superado esos primeros siete minutos, y sobretodo por poder controlar mi asma durante cada vez mas tiempo. Cada vez notaba que mis pulmones se acostumbraban a ese ejercicio, aunque a veces el ataque me salía ya en casa, con una buena dosis de tos.

Llegó mayo del 2010. Final Four de París. Juega el Barça Regal, y gana. Campeón de la Euroliga (con una exhibición brutal, primero ante CSKA y luego ante Olympiacos). Yo viajé para cubrir el evento para Barça TV. Iba a estar 4 o 5 días fuera de casa, y pensé que no podía estar tanto tiempo si correr. Así que decidí llevarme un equipo para salir a trotar por París. Seguía con el mismo conjunto tipo aerobic, y con las típicas bambas Nike de suela extraplana que tanto sirven para el gym, para jugar un día a tenis o, como creía yo, para salir a correr (más adelante descubriría también que para correr en serio, imprescindible bambas especiales, los pies parece que van solos!).

El día de la gran final, el sábado 9 de mayo, salí puntual a las 8 de la mañana del hotel (allí no me dio vergüenza correr, total, nadie me conocía… sensación muy de cuando vas por la vida de ‘guiri’). Corrí hasta un parque cercano y di unas cuentas vueltas. Recuerdo esforzarme, y decir “Cris, una vuelta más”. Cuando llegué al hotel, paré el cronómetro: 17 minutos! Uau!! Era todo un récord. Nunca había corrido tanto. Llamé a Oriol para decirle que había corrido, y el tiempo que había hecho y me dijo emocionado: “Ya eres runner!” Ahora me parece hasta ridículo por el poquillo tiempo que hice, pero os aseguro que en su momento me sentí muy feliz, y muy fuerte! Sentí que era capaz de conseguir cosas. Había corrido por voluntad propia, en una ciudad que no era la mía, y ni más ni menos que 17 MINUTOS y ahora encaraba una larga jornada de trabajo que además acabó de la mejor manera posible! Os dejo un recuerdo de aquella experiencia parisina!

 


 







Ya en Barcelona mi evolución siguió su curso lento pero continuo. Llegó verano, y el objetivo fueron los 20 minutos. La zona no podía ser más plana: el paseo de Calafell-Comarruga. Os podéis creer que hasta las ligeras bajadas que hay en los paseos de playa me parecían cuestas interminables? Oriol cantó los “20” y me paré en seco. Cuando empezaba a correr no era capaz de superar ni por un segundo el objetivo marcado. Si corríamos 10, 10 y punto, si eran 15, 15 y ni uno más. Y con 20 ni te cuento! Cualquier segundo extra suponía un muro imposible de superar. Aquel día, al pararme en seco en el paseo, me vi incapaz de seguir ni siquiera caminando a casa. Necesité entrar en un bar y suplicar que me dieran agua (hay el problema que cuando corro no suelo llevar dinero, y esto de que te fíen donde no te conocen te hace pasar un poco de vergüenza… pero me fiaron y por la tarde me tomé un heladito allí!). Tras el agua me empecé a encontrar mejor. El calor me había pasado factura. Tenía los pies hinchados como nunca, también los dedos de las manos, y una descomposición interna preocupante. Mi cuerpo estaba reaccionando, me estaba hablando! Correr supone un nivel de actividad tan alto, que todo tu cuerpo reacciona. Hay que aprender a conocerlo, sobretodo para saber parar cuando las señales así te lo advierten. No por correr más se llega antes. Os lo aseguro.

Ya recuperado el aliento, caminando hacia casa:

“Has visto? He hecho 20 minutos!”
“Ya verás como llegarás a hacer 40”
“Imposible! Pero si eso es el doble!”

‘Nunca digas nunca’ dice el refrán…

lunes, 8 de octubre de 2012

Los inicios: 7 minutos

Esta semana que empieza (hoy es 8 de octubre del 2012), voy a vivir uno de los retos más grandes de mi vida. El miércoles viajaré a Marruecos junto a mi marido Oriol para correr la Desert Run, una carrera en tres etapas por el desierto para los amantes del Running que quieran vivir la experiencia de correr en este paraje tan espectacular (sin llegar al límite de Sables). Son 15km, 21km y 26km… Os aseguro que para mí es todo un reto, sobretodo si pienso de dónde vengo… Ahora que estoy a las puertas de conseguirlo (o al menos eso intentaré), me he planteado recordar cómo empecé a correr. Cómo he pasado de no poder correr por prescripción médica a afrontar cada vez retos más ambiciosos, y quién sabe, si a soñar con la gran prueba: el Maratón!


7 minutos: Mis inicios

Nunca he sido deportista. Ni de pequeña se me daba bien la gimnasia. Además tenía prohibido por el médico hacer ejercicio físico intenso, por mi problema de asma, que tuve desde bien pequeña. Tampoco me importaba mucho no tener que dar vueltas al patio, incluso lo agradecía! (de hecho la única asignatura que suspendí en el colegio fue educación física… eso de saltar el potro, subir la cuerda, el pino puente… vaya, que no iba yo para atleta). Mis aproximaciones al deporte fueron un poco de tenis de pequeña, la natación obligatoria en el colegio (hasta que conseguí el ansiado caballito negro!) y ya en la adolescencia las habituales cuotas de gimnasio que pagas durante meses aunque sólo consigues ir un día. Eso sí, este te genera una satisfacción inmediata tras haber seguido correctamente una clase de aerobic sin conocer bien la coreografía, una convicción falsa de “tengo que venir más”, y unas agujetas al día siguiente que te mueres… Así que lo mío con el deporte era una relación a distancia.

Mi marido, Oriol, siempre ha sido muy deportista (en los chicos creo que es algo innato, en la mayoría): fútbol, bici, correr… Lo veía levantarse bien pronto por la mañana para salir a correr cuando aún ni habían puesto las calles, mientras yo entraba en otro sueño matinal profundo. Él llegaba con una energía brutal, y yo empezaba un día que necesitaba todavía su proceso de ducha y desayuno urgente! Jamás pensé en acompañarle. Siempre pensaba “pero qué le ve a esto de correr?” “está loco levantarse tan pronto para irse a correr” “una hora corriendo? Yo en la vida…”

Llegó septiembre del 2009, y llegó la tradicional Cursa de la Mercè. Acompañé a Oriol y a su amigo Kiko a la carrera popular en calidad de fotógrafa. Mi reto era pillarlos entre la multitud en la salida y captar su cara (desencajada tal vez?) a la llegada. Aquello me impactó. Tanta gente corría? Vi gente joven, chicos y chicas, gente mas madura, incluso niños con sus padres… Gente de todas las edades, felices porque iban a sufrir para correr 10km! Había un buen rollo increíble. Era otra manera de empezar un domingo. Yo hice los deberes, busqué un buen sitio para hacer mi foto. Igual alguno de vosotros os encontráis en esta! El momento de la salida estaba a punto de producirse, y yo ya tenía localizados a mis dos chicos. 3,2, 1… Empieza la carrera!






De seguida me fui a la línea de meta para encontrar el mejor sitio para la foto final. Hasta que no llegaron ellos, iba viendo la cara de satisfacción-sufrimiento-alegria-adrelina-subidón-bajón con que llegaba la gente. Algunos llegaban cogidos de la mano, otro haciendo el signo de victoria, muchos se paraban en seco en la llegada y les tenían que advertir que avanzaran para no cortar el paso a los demás, pero las piernas a veces ni les tiraban. Para otros esto era un paseo (luego entendería que para muchos corredores de larga distancia, estas cursitas son perfectas para seguir sus rutinas de entreno). Y también Oriol y Kiko hacían su llegada, y yo no me perdía el momento tras el objetivo.

Aquella experiencia me hizo plantearme probar esto de correr. La cinta del gimnasio (mi gran enemiga, ni por mucho que mi fisio Mª José me dijera que calentara 5 minutos en la cinta, no era capaz de hacerlo!) fue donde di mis primeros pasos. Pero nada tiene que ver correr en la cinta que correr al aire libre. NADA. Así que recuerdo muy bien como fue mi primer día en el exterior.

Salía de casa con la intención de llegar a un parque cercano, dar una vuelta, y volver a casa corriendo. Fácil. Salí como si fuera a una clase de aerobic (la pasión por la ropa y complementos del running aún no había llegado) y con Mecano en el Ipod. Qué vergüenza me dio salir de casa así! Pensaba que todo el barrio me miraba, “pero donde va esa corriendo?”. En fin, cosas mías… Con ‘En tu fiesta me colé’ empecé a trotar. Y digo trotar porque así era mi paso, lento y seguro, hasta que empecé a notar como mis pulmones me avisaban que algo no estaba haciendo bien, “demasiado esfuerzo Cris, demasiado esfuerzo!” Apenas pude llegar al parque (tras dos canciones y media de Mecano y 7 minutos de ‘trote’) ahogada perdida y con ese sabor a sangre que me generaba un ataque de asma intenso. Di la vuelta al parque caminando, y de igual manera volví. Para cuando llegué a casa, más o menos me había recuperado. “Vale, lo has probado y está claro que esto no es para ti”. Visto objetivamente también puede parecer así. Pero no sé porqué, decidí que debía volver a intentarlo. Y otro día, volví a salir … Mañana os lo cuento!